PARA NO DISCUTIR
- Graciela Haydée López
- 15 jul 2024
- 1 Min. de lectura
No se lo conté para evitar un conflicto. Otro más, digamos. Discutíamos demasiado y era extenuante. Al final se enteró y fue peor. Empezó a tirar de la cuerda. Que desde cuándo pasaba, que si iba sola, que por qué tenía que ir, que donde dejaba a los chicos mientras iba. Y sobre todo, por qué no se lo había contado. Se retorcía las manos y caminaba como impotente de un lado a otro. Le contesté que no se lo había dicho para evitar otro altercado, de los muchos que teníamos. Y además no quería que cuestionara mi decisión.
Me dijo exasperado:
_ ¡¿Y por qué iba a discutir por eso?! ¡A lo mejor lo necesitabas!.
Dio un gran portazo y se fue. Me quedé boquiabierta. Dude de lo que había escuchado.
A las pocas noches, todo ya calmado, me confesó:
_” Yo también voy al psicólogo y no te lo dije, para no discutir”







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