Era una mujer joven, muy creativa, que tenía su pequeña empresa exitosa. Dijo que ganaba mucho dinero y era independiente.
¿Por qué consultó?
Por la angustia permanente de no tener una “pareja, estable y para siempre” También estaba tomada por la exigencia de “ser hermosa y tener un cuerpazo” Por eso, decía: “Voy al gimnasio todas las tardes, aunque esté cansadísima” Buscaba en todas las aplicaciones de parejas, se entusiasmaba y luego se frustraba con cada “candidato que entrevistaba” Y a eso seguía una sensación de vacío. Pero insistía y la lista era interminable, el próximo varón podía ser mejor. Creo que casi ni los escuchaba, pensando en el siguiente.
Quería “estar con una buena pareja” a toda costa.
Vino para que una persona que suponía autorizada, la analista, la ayude a conseguir ese objetivo.
Pero lo que pasó es que después de serenarse y a través de un tiempo, pudo detectar los mandatos y voces internas que armaban esa obsesión.
El tratamiento le sirvió para liberarse lentamente de ella.
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PD: El dibujo del humorista Tute me recordó el caso.
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